El serrín también puede actuar como vehículo de ciertos patógenos como Mycobacterias y Salmonella (Matlova et al. 2004).
Por todo ello, es importante que el serrín provenga de maderas no tratadas con productos químicos, que hayan sufrido un tratamiento térmico y buscar proveedores que nos puedan acreditar mediante un certificado que trabajan con maderas vírgenes.
Adicionalmente, podemos someter el serrín a controles de calidad comprobando la ausencia de Fenpropimorph y/o los niveles de micotoxinas.